Reforma constitucional en la Unión Europea y en España
Desde las decisiones del Congreso de La Haya de 1948, hasta los Tratados Constitucionales vigentes en el siglo xxi, la Unión se constituye como una Comunidad de Derecho, un proceso permanente de Integración Económica y unos pilares de Solidaridad Social y Cultural, que se amparan en un sistema institucional capaz de responder al mismo tiempo a normas de Derecho internacional y a normas de Derecho constitucional propio.
El horizonte de la Unión es precisamente el ideal federal que transcurre, desde sus orígenes, por una mayor profundización en las políticas comunes y en avanzar, por sucesivos pasos y con medios federativos inequívocos, en el ideal de conseguir una Federación real de Estados Unidos de Europa. El sueño de los fundadores, que sigue vivo, con las lógicas transformaciones generacionales, en la mayor parte de la opinión pública comunitaria.
Reformando la Unión los Estados miembros siguen utilizando la senda de reformar sus propias Constituciones internas. Proceso que la dinámica comunitaria, la iniciativa legislativa de las instituciones, la necesidad en las relaciones internacionales de afirmarse como un protagonista mayor en las mismas, impulsa superar las rigideces que la mayoría de las Constituciones de los Estados han adoptado en la segunda posguerra mundial. Prácticamente todos los países integrantes de la Unión se han visto abocados a reformar y adaptar las normas supremas, leyes fundamentales o leyes de rango constitucional.
Italia, Francia o España, de una u otra manera, se encuentran en el camino de reformas de primer nivel. Países como la República Federal de Alemania, los países del Este de Europa, o el propio Reino Unido, encaran procesos de reforma en los que operan normas comunitarias y normas internas de inexcusable transformación.
En España, la celebración del 40 aniversario de la Constitución de 1978 ha puesto de manifiesto la defensa de lo fundamental del orden constitucional, como asimismo la conveniencia de pensar y sin duda plantear reformas, con mayoría cualificada, de algunos títulos y artículos que el paso del tiempo ha hecho necesarias, como en la mayoría de los demás países comunitarios. De estas cuestiones se ocupan los veinticinco autores, diputados, profesores, periodistas y sociólogos que han cooperado para sacar a la luz las reflexiones de que disponen los lectores en este libro.
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